lunes, 17 de marzo de 2014

"Aviso a la Humanidad, manténganse lejos de aquí" ( tomado del libro de Antonio Martinez Ron)

Los sucesos a continuación son totalmente reales, sobre un problema (EL problema) relacionado con el almacenaje de desechos nucleares.
 

 *  Aviso a la humanidad: “¡Aléjense de aquí!”

“Éste no es un lugar de honor, lo que hay aquí es peligroso y repulsivo. Es mejor huir ahora”. Enterrada a 700 metros bajo el desierto de Nuevo México, la Planta Piloto para el Aislamiento de Residuos (WIPP) es una especie de monstruo dormido. Hasta aquí llegan los residuos transuránicos más peligrosos de EEUU, toneladas de basura procedente de plantas y armas nucleares que seguirán acumulándose en cámaras de hormigón hasta su cierre en el año 2070. Pero sus responsables son muy conscientes de que el peligro no habrá terminado hasta dentro de muchos miles de años.
“Nos pidieron que nos situáramos en el peor escenario posible”, nos cuenta el profesor Finney en conversación telefónica desde Hawái, “un futuro en el que ninguna de las lenguas actuales siga viva y que todo nuestro sistema cultural haya cambiado por la propia evolución o algún tipo de cataclismo. Y que transmitiéramos un mensaje muy claro: no excaven aquí, manténganse alejados”.
Ben Finney, antropólogo y especialista en cultura polinesia, es uno de los trece expertos seleccionados a principios de los años 90 por el Departamento de Energía de Estados Unidos para avisar a los hombres del futuro. Los elegidos debían diseñar un sistema capaz de transmitir la idea de peligro, de forma universal, durante un período de al menos 10.000 años. 
“Ningún otro grupo de humanos había recibido la misión de transmitir un mensaje a través de semejante valle de tiempo”, asegura Jon Lomberg, artista y colaborador de la NASA. “El problema es que necesitábamos un símbolo universal que no existe de forma innata en la mente humana”. “Un signo”, resume, “que pueda ser interpretado fácilmente por cualquier buscador o viajero que pase por el lugar en cualquier época”.

Los expertos se dividieron en dos grupos que después debían confrontar sus conclusiones. Una de las primeras dudas que surgieron fue la conveniencia de señalizar el lugar o dejar que pasara inadvertido.
El grupo A, al que pertenecía el antropólogo Ward Goodenough, llegó enseguida a una conclusión. “Pensamos que las imágenes por satélite acabarían revelando una anomalía en esta zona”, asegura desde su despacho de la Universidad de Pensilvania, “lo que daría pie a especulaciones y tal vez sería una invitación a excavar para encontrar una respuesta”. 
El grupo B, en el que trabajaron Lomberg y Finney, se decidió en el mismo sentido. “Imagínate”, argumenta Lomberg, “que los residuos empiezan a filtrarse a las aguas subterráneas y miles de personas se ponen enfermas. La planta está situada en una zona de minas, rica en recursos… Si alguien cava allí, merece saber el peligro que corre. Tenemos esa obligación con el futuro”.
Pero la prueba más contundente la tuvieron a las pocas horas de llegar al lugar. “Lo primero que hizo el Departamento de Energía”, recuerda Finney aún emocionado, “fue meternos en una furgoneta y llevarnos hasta un lugar del desierto, cerca del WIPP, donde el Ejército había detonado bombas nucleares bajo tierra unos años antes”. Lo único que marcaba el lugar, asegura, era un bloque de hormigón con una placa que había quedado ilegible. “Cualquiera podía ir allí y llevarse una piedra radiactiva a su casa. Aquello nos convenció de que debíamos marcar el sitio”.

La necesidad de saltar semejante barrera generacional conllevaba un montón de implicaciones técnicas y antropológicas. ¿Debía comunicarse con símbolos e imágenes o con palabras? ¿La arquitectura del lugar debía ser amenazante o discreta? Las conclusiones de los dos grupos fueron radicalmente diferentes en muchos aspectos, aunque partieron de unas mismas instrucciones. El mensaje, según el Departamento de Energía, debía comunicar algunas ideas básicas:
- Este no es un lugar de honor, no se conmemora nada ni hay nada valioso.
- Lo que hay aquí es peligroso y repulsivo. Es una forma de energía dañina para el cuerpo.
- El peligro está todavía presente en vuestro tiempo, y lo estaba en el nuestro.
- El peligro aumenta a medida que se desciende hacia el centro.
- No debéis alterar físicamente el lugar, es mejor que huyáis y que nadie habite aquí.
Para transmitir estos conceptos, el grupo A propuso generar imágenes que despertaran la sensación de horror y enfermedad, advertir de la presencia de algo maligno. En el grupo B, en cambio, consideraron que el lugar debía ser austero e informativo, una invitación amable a conocer la verdadera naturaleza del lugar. “Las tumbas de los faraones estaban llenas de figuras horribles que advierten de las consecuencias de violar el santuario”, explica Jon Lomberg. “Y sin embargo fueron saqueadas”. 
Se discutió sobre la universalidad de la figura humana, sobre los idiomas en que debía escribirse el mensaje y hasta del sentido en el que debían leerse los pictogramas. “Recordamos el caso de una mina de Sudáfrica”, relata Lomberg, “en la que un pictograma mostraba a un minero empujando una vagoneta vacía, recogiendo las rocas del camino y llevándoselas. Al cabo de un tiempo descubrieron que los mineros estaban atascando los túneles porque leían el pictograma al revés, es decir, de derecha a izquierda”. 
Tras decantarse por pictogramas que fueran leídos de arriba abajo (ninguna cultura lee de abajo arriba), estudiaron también las pinturas rupestres y la manera en que los mensajes de los humanos de otras épocas han llegado hasta nosotros. Incluso Carl Sagan, a través de su amigo Jon Lomberg, les sugirió que recurrieran a la señal de los piratas: la calavera y las dos tibias utilizada durante siglos como amenaza. Después de muchas discusiones, el signo fue descartado porque en algunas culturas orientales se asocia con enterramientos y monumentos funerarios. 

Sobre el material con que debía ser construida la estructura hubo consenso: no debía ser valioso, sino algo resistente y barato, para evitar la tentación de robarlo. Pero sobre la escala y la estética hubo discrepancias de fondo y soluciones muy diferentes. 
El grupo A propuso la creación de un sitio monumental, e incluso dibujaron diversas alternativas para marcar el sitio con todo tipo de megalitos puntiagudos y aterradores. “Creíamos que había que infundir miedo, poner todos los medios para evitar la intrusión en la planta nuclear”, asegura Goodenough. Sin embargo, los componentes del grupo B pensaban lo contrario: un sitio demasiado monumental podía provocar un efecto no deseado. “Queremos que la gente se aparte de este lugar”, argumentaba Lomberg entonces, “no que vengan de todo el mundo para verlo”.

El gobierno tiene el compromiso de ponerse manos a la obra hacia el año 2033. Una vez que la planta se llene de residuos nucleares, también habrá un plazo de cien años en que será vigilada por el ejército.  El proyecto incluye la construcción de un gran sistema de protección con varias torres de granito de diez metros de altura a lo largo de unos 6 kilómetros de perímetro. En el centro de la planta habrá una inmensa cámara con todo tipo de información en las seis lenguas oficiales de la ONU (inglés, español, ruso, francés, chino y árabe), además del navajo, la lengua de los nativos del lugar. En las paredes se esculpirán pictogramas repetidos en distintos idiomas para que actúe, según Goodenough, “como una piedra Rosetta” para los futuros visitantes. Y se repartirá la información sobre lo que contiene este lugar por todas las bibliotecas del mundo. 

“No sabemos si al final lo marcarán o no”, duda Ben Finney. “Ahí tienen nuestras propuestas y pueden usarlas o ignorarlas completamente”. Lo que tiene claro el viejo profesor es la conclusión a la que llegó tras aquella experiencia: “Aprendí que fue terrible desarrollar armas y plantas nucleares”, recuerda, “y que una vez desarrolladas no tenemos sitio para dejar los residuos”. “Tal vez”, sostenía Woodruff Sullivan en las conclusiones del proyecto, “el mensaje más importante nos lo dimos a nosotros mismos”. O tal vez, como asegura Jon Lomberg, aprendimos una lección aún más importante: “que no podemos proteger de su propia maldad a los hombres del futuro”.


 * Esta historia de ciencia está tomada del libro que recomiendo leer (se puede descargar legalmente por ahora)  titulado "Que ven los astronautas cuando cierran los ojos" de Antonio Martinez Ron.

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sábado, 15 de marzo de 2014

"Semana Santa", reflexionen también esto!


Hay cosas que los medios mercantilistas de información mencionan hasta el cansancio cuando llega la llamada "Semana Santa":
-Que el tiempo de "reflexión", que el feriado, que el descanso,...en fin, de temas obvios.
Y en esa práctica van omitiendo aspectos que también están íntimamente ligados a esa Semana, aspectos sobre los que muchos ciudadanos "de a pie" no se cuestionan.
Y ya que vivo en un país en el que cada quién tiene derecho a expresarse, a continuación algunos aspectos vinculados a esta semana que se aproxima ("Semana Santa"), que pienso deben debatirse más en bien del sentido común. 

La Semana Santa, tiempo de.......

* Tiempo para descargar de forma virulenta toda la maquinaria de publicidad y comunicación del Vaticano.

Buscando con esto ser el centro de atención mundial del momento, pero a la vez cuidando de distraer  la atención de temas realmente importantes que son un lastre para la institución, como son el tema de la impunidad con los sacerdotes pederastas, las cuentas muy oscuras del vaticano, la nula adaptación de ideas acordes a los tiempos modernos, etc, etc.


* Tiempo de bonanza para el vaticano en lo relacionado a ingresos fáciles.
  
Quizá la mejor época para comercializar con todo lo que se pueda: 
-Cobro en forma de "limosna" en cada una de las misas, que por cierto se multiplican por esta época.
-Organización de actos o eventos en los que se "recauda", ya sea en forma de entradas, colaboraciones, favores a cambio, o lo que sea.
-Aumento en las ventas de objetos, fotos, o cualquier cosa relacionado a esa  fecha.
-Además de considerar la enorme entrada de dinero producto del turismo religioso hacia el vaticano, la venta de derechos televisivos o de transmisión de actos oficiales por parte de la cúpula de la iglesia, y otros etc, etc.


* Tiempo para el vaticano de "medir fuerzas" con la competencia.

Con el fin de comparar el estado de salud anual de esa empresa llamada vaticano con otras similares en el mundo.


* Tiempo de "inflar" egos, especialmente por parte de los integrantes de mayor rango en la empresa.

No me van a decir que los que están en puestos altos de esa empresa son gente humilde de corazón!!, pudiéndose probar hasta la saciedad que para escalar en esa empresa es indispensable despojarse de toda muestra de humildad!!.


* Tiempo para captar "ovejas" descarriadas.

Ya se imaginan el porqué de la frase que muchos repiten: "jisus es mi pastor",....es por el hecho que la cúpula de la iglesia a los fieles considera ovejitas que se las puede llevar a cualquier destino fácilmente.
Cuando una de éstas se "descarrila" y se muestra confundida y perdida (pero sigue siendo oveja) la iglesia contraataca para recapturarla, y ésta es una buena época para ello.


*Tiempo de autoconvencerse y fingir. (Como forma de expiar culpas).

Es lo que la gran mayoría de fieles hace en estas fechas. Una suerte de ejercicio de "hipocresía colectiva", con el objetivo de convencerse entre ellos mismos que las acciones religiosas hechas esa semana los liberan en algo de los pecados internos que ellos mismo se imponen.


Además toca decir, que la "semana santa" está apoyada sobre prácticas, muchas de ellas sin sentido lógico:

-La prohibición de comer carne dos días de la "semana santa".



-La casi obligación de realizar el "viacrucis" de la forma más lastimera posible.
 
Otras han sido eliminadas con el pasar del tiempo por la propia iglesia por su mismo carácter de ridículas como:

-Cuando estaba prohibido bañarse en viernes santo, a riesgo de convertirse en pescado.







 
Es mi opinión.










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